“Ser la más perra se ha convertido en una urgencia, en algo promovido por los medios y por el entorno. Si bien estoy de acuerdo en que para lograr el éxito se necesita firmeza y carácter, falsamente te han hecho creer que necesitas malos modales y tratar con desprecio a los demás para obtener iguales o mejores resultados.”

“Y el demonio toma forma humana en Regina George. Que no te engañe; parece la típica golfa traicionera y egoísta con cara de mosca muerta pero en realidad es mucho mas que eso: es la abeja reina, la estrella… las otras apenas son sus obreras”

Tal vez una de las frases que más daño ha hecho a la actual camada gay. En esta cita se refleja toda la frivolidad y la “perrez” que se le exige tener -desbordar- al marica contemporáneo.
Por un lado, las sociedad heteronormada nos introduce desde pequeños el chip de que un hombre que se respete necesita ser el macho dominante; el único, mítico y anhelado ✨ Macho Alfa✨, aquel que impone su voluntad, que todas-las-puede, que no llora y nunca se quiebra, el que es líder por naturaleza y que somete, incluso sexualmente, a cualquiera que ose interponerse en su camino, sin importar siquiera su orientación sexual. Por otro lado, nuestro ultra instinto gay nos dice “naháa, por allí no chica“, mientras mueve su cabeza de lado a lado como la sensual negra que llevamos dentro; por más que algunos lo nieguen, el jotear es una delicia y algo que va ligado de manera intrínseca a nuestra calidad de maricas. El gay más macho trae también la feminidad a flor de piel (y quien no lo ha experimentado, no ha vivido). Tal vez sea también algo impuesto, pero es algo que punza acechante en la psique gay colectiva. Y cuando éstas dos caras de la misma moneda se fusionan en un individuo cualquiera, dan como resultado: ✨La Perra

¿Tú eres perra?

Regina George, ícono de la perra en la cultura gay.

You can’t sit with us

Ser Perra” es algo que en lo personal nunca he deseado y tampoco he entendido el por qué de la idolatría hacia éste tipo de figuras. El reciente fallecimiento del diseñador Karl Lagerfeld es una muestra clara de esto. En redes observé múltiples reacciones de tristeza y pesar lamentando la pérdida que representa para nosotros, simples mortales, de este adorable anciano -a veces por parte de personas que lo más cercano que han llegado a tener de la marca que dirigía el Kaiser, es aquella playera negra que dice Chanel con brillitos en el pecho-; si bien el señor fue alguien con éxito y talento, su característica principal nunca fue la empatía, la humildad o la compasión. Qué lamenten su perdida sus seres queridos -su gato heredero-, los demás sigamos con nuestra vida.

No, no estoy divagando (o no tanto como crees). La figura de este personaje me recuerda a otro de los seres ficticios que la comunidad gay también ha tomado como estandarte: Miranda Priestly.
La actriz principal de el film donde conocemos a este oscuro personaje ha pasado a segundo término. El mensaje de la peli –tomar la vida por los cuernos y seguir tus sueños sin renunciar a tu esencia– deja de importar ante la presencia de la Perra Madre. Tal vez por el innegable talento de Meryl Streep, el peso del personaje hace que todos se cuadren ante su sola presencia. Su amargura, su aislamiento auto impuesto, su falta de sentimientos y su necesidad cuasi patológica de infligir daño a cualquier subordinado suyo que por desgracia se encuentre dentro de su radio de destrucción es algo que la banda marica observa con avidez y deseo. Admiran a Miranda, aman a Georgina.

Miranda Priestly, otra Perra a seguir.

Nos han hecho creer que se necesita ser déspota y desalmado para lograr éxito en la vida. No es así.

¡Qué perra, qué perra! ¡Qué perra mi amiga!

El ser Perra se ha convertido en una necesidad. “Perra” se dice como cumplido; la perrez se ha convertido en una virtud necesaria para triunfar en la vida. Una perra –hembra del canis lupus familiaris– tiende a ser agresiva para defender su territorio o a sus crías, una perra se aparea solo cuando anda en celo. La perrez en la perra, es por instinto. Muy contrario pasa en la Perra humana. La Perra humana coge cuando ella quiere (bastante seguido en muchos casos), y con cuanto hombre se le da la gana, no involucra sentimientos porque eso debilita, y mientras más ENTRONA sea, mejor. Si bien la Perra también es agresiva, tal vez más que la de ocho chichis, no lo hace ya por una supervivencia REAL, sino por una necesidad social, una agresión gratuita con amigos, desconocidos y familiares; busca morder, busca destruir a cualquiera que, a su juicio, sea una amenaza a su reinado. Ser la más perra se ha convertido en una urgencia, en algo promovido por los medios y por el entorno. Si bien estoy de acuerdo en que para lograr el éxito se necesita firmeza y carácter, falsamente te han hecho creer que necesitas malos modales y tratar con desprecio a los demás para obtener iguales o mejores resultados.

Why can't we be friends?

El mundo ya es lo suficientemente hostil con nosotros como para andarnos metiendo el pie.

“Una vez me pegó en el rostro… ¡y fue estupendo!”

Algo que reafirma está posición es el sometimiento por parte de todas esas “obreras” ante su “abeja reina”. La misma cultura de la PERREZ que ha vuelto una necesidad poseer dicha cualidad, ha hecho que quien piense no tenerla, o bien tenerla en menor cantidad -ser menos Perra-, se someta ante LA MÁS PERRA. Debemos entender que para que para formar una comunidad unida y sólida, esa que tanto brilla por su inexistencia, tendríamos que empezar cambiando nosotros mismos. ¡Deja de bufar al gordito, al transexual, al que cuida su cuerpo y al que disfruta ser femenino! El mundo ya es lo suficientemente hostil con nosotros como para andarnos metiendo el pié. ¿Te imaginas lo que lograría la comunidad si en verdad se uniera? ¡Dominaríamos al mundo! ¡Terapias de conversión gay para todos! MUAJAJA!!!
OK, no.

Famous bitch.

Volvamos populares a quienes en verdad valen la pena.

The Burn Booking

Uno de los superpoderes de la Perra es el bufe, virtud con la que debilita a sus oponentes, los desarma absorbiendo su autoestima y su alegría cual Dementor en Hogwarts. Bufar se ha vuelto algo que forma parte de la cultura gay, promueve la agilidad mental y la creatividad; es casi como tomar el grotesco y burdo albur heterosexual y draguearlo con una linda peluca, tacones y lentejuelas. Mientras que el albur tiene como finalidad “ensartarse” al contrincante por medio de juegos de palabras hasta, como diría el señor Taibo, metérsela doblada (míralas, qué masculinas ellas), el bufe trata de humillar al otro, someterlo poniendo en evidencia sus defectos y debilidades. Tanto como el albur como el bufe pueden llegar a ser juegos inofensivos, casi deportes nacionales en los que se utilice la destreza, pero en las manos equivocadas pueden un arma de destrucción masiva.

No dejes que tu perra interna se vuelva agresiva.

¡Amarra a esa perra!
¡Tírale un hueso o algo!

Muerta la perra, se acabó la rabia.

Te propongo algo, erradiquemos el concepto de perra poco a poco. Sigamos buscando el éxito pero no a costa de otros; si en tu camino hacia arriba puedes ayudar a alguien de la comunidad, HAZLO. Deja de seguir a influencers que promuevan el odio, los gays tenemos mucho más para dar; volvamos populares a quienes en verdad valen la pena. Menos Mirandas y más Andys. ¿Por qué no promover un “you CAN sit with us“? YOU CAN SIT WITH ME! Si tu instinto es ser Perra, sácala a patear con bozal y correa hasta que se canse y después déjala amarrada en donde no le haga daño a nadie. Sigue firme tus pasos, haz sonar esos tacones, pero no aplastes a nadie en el camino. Juntos llegaremos más lejos.

¡Maricas del mundo, UNIOS!

¡Únete!

¡Juntos llegaremos más lejos!

¿Tú eres Perra?

¿Qué te ha llevado a serlo?

¿Cuales son las circunstancias en las que sale a flote tu perrez?

¡Quiero saber tu opinión!

Si te interesa formar parte de mi movimiento anti-perras, no dudes en contactarme.

Nos leemos luego 😘