El baile de los 41 representa uno de los momentos más importantes para la comunidad LGBT+ en México, ya que fue uno de los primeros acontecimientos en los que la diversidad, tuvo presencia pública.
Ciudad de los Palacios, hace no mucho tiempo.- Corría el año de 1901, el vertiginoso siglo XX estaba aún en pañales. El mundo no estaba listo para conocer a Brendan Jordan y faltaban más de 100 años para que Ricky Martin saliera del closet. La televisión no había sido invadida por tantos gays como ahora (básicamente porque ni siquiera había sido inventada); México era gobernado por don Porfirio y la conservadora sociedad mexicana atesoraba sus buenas costumbres, se iba a misa de siete todos los días y los sucios homosexuales solo tenían lugar en el bajo mundo del underground privado y nocturno.
Muy Chulos Y Coquetones.
En esas andábamos cuando en 1901, el 18 de noviembre se organizó una peculiar reunión cuyos asistentes eran exclusivamente del sexo masculino y pertenecientes a las familias acomodadas de aquella época. Cuarenta y dos bellos y viriles ejemplares de machos de clase alta se reunieron al cobijo de la casa marcada con el número 4 ubicada en la calle La Paz, de la colonia Tabacalera. Solo Diosito sabe para qué… O sólo Él lo hubiera sabido si no se hubiera organizado una redada en dicha dirección y se hubiera hecho público lo descubierto: los 42 caballeros bailaban entre ellos y se divertían de manera impúdica (como lo haces tú cada sábado).
Aunque esto ya era bastante vergonzoso (WTF?), se le sumaba el hecho de que 19 de esos 42 señores portaban lindos y coloridos vestidos. Los rumores aseguran que además sobre una cama encontraron tendido el tentador premio de la rifa que se organizaba como main event: un joven al que se le apodaba “Bigotes Rizados”.
La aristocracia de sodoma.
Aunque los implicados trataron de huir para evitar la escándala ninguno de los 42 lo logró, tal vez por lo complicado que es correr con un miriñaque a cuestas y, en lo personal, prefiero pensar que hubo quien se quedó de manera voluntaria para no abandonar a su pareja de baile.
A falta de 👉 Twitter, el periódico El Popular (entre muchos otros), se hizo cargo de difundir la inmoral e indecente noticia. Y aunque nunca se dieron nombres, se hizo énfasis en el origen acomodado de los 42 detenidos. “No daremos a nuestros lectores más detalles por ser en sumo asquerosos”, decía el trend topic del momento.
Debes estar confundida o había un tipo igualito a mí.
El tiempo pasó y los cuarenta y un implicados fueron castigados como se lo merecían: saliendo a barrer las calles, vestidos de la mujer que querían ser, para después ser trasladados a la cárcel de Yucatán. Cochinos. ¿Cómo? ¿Qué no eran 42? ¡Obvio no! Las cuentas son claras: ¡23 fifís vestidos de caballeros + 18 caballeros vestidos de señoritas, dan un total de 41!
La siempre veraz y objetiva prensa mexicana expuso en su versión oficial que eran 41 los maricones del baile, después de burlarse hasta el cansancio de los cuarenta y dos implicados. Ésto debido a que uno de ellos tuvo a bien casarse años atrás con Amanda Díaz, hija mayor del general y dictador mexicano. Se trataba del señor Ignacio de la Torre, quien salió huyendo –corset en mano, boquita pintada, engominado y sexy bigote– a través de las azoteas de los edificios contiguos.
Querido diario
“Un día mi padre me mandó llamar al despacho en su casa. Me quería informar que Nacho había sido capturado por la policía en una fiesta donde todos eran hombres, pero muchos estaban vestidos de mujer. Ignacio –me dijo mi padre– fue dejado libre para impedir un escándalo social, pero quise prevenirte porque tienes derecho a saber del comportamiento con la persona con que vives”, escribió en su diario Amanda, quien ya sospechaba de qué pata cojeaba su marido, de quien también se decía, estaba enamorado de los bigotes más sexys y revolucionarios de México: Emiliano Zapata.
¡Es México, wey!
En México ni nos gusta el chisme… el evento quedó expuesto y por más que se trató de difundir la versión de los 41, todos se enteraron de los retorcidos gustos de don Nacho, el Primer Yerno de la Nación. Al escarnio se aliaron distintos diarios y hasta el mismo Guadalupe Posada se unió al mame del bullying contra Nacho y sus muchachas creando un famoso grabado donde se ilustra dicho evento.
En algunas versiones se maneja que el número de detenidos al llegar a Yucatán se redujo incluso a 19, lo que me hace pensar que en la tertulia no solo se encontraban miembros de familias acomodadas sino transexuales que vivían del sexoservicio, sin dinero suficiente para evitar el proceso legal, el evidente repudio social y el severo castigo.
En noviembre del 2001, la comunidad LGBT+ de la ciudad de México, develó una placa conmemorativa en el centro de la ciudad con la que se rinde honor a esos 19 (o 41) personajes que como mártires de una oscura época, voluntaria o involuntariamente dieron inicio a la lucha por los derechos civiles de los homosexuales en México.
El peso de un número
En México el número 41 está maldito, es ofensivo y, aunque Pitágoras se revuelque en su tumba, no existe. Tanto ha marcado el machismo colectivo y tan embarrado tenemos el subconsciente, que en eventos oficiales se pasa por alto. En el ejército no hay División, Regimiento o Batallón que lleve el número 41. Del 40 se saltan hasta el 42. Cumplir 41 años es llegar a “la edad peligrosa”.
Hasta que dejemos de darle importancia a un número, hasta que dejemos de sentirnos violentados por una letra y comencemos a respetarnos, la iluminación llegará a las mentes mexicanas.
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¡Nos leemos pronto!
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